martes, 20 de enero de 2015

Son mil fantasmas




Me acobardó la soledad
y el miedo enorme de morir lejos de tí
qué ganas tuve de llorar sintiendo junto a mi
la burla de la realidad
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le diera tu querer
me lo pedía el corazón
y entonces te busqué...

...creyéndote mi salvación.
Y ahora que estoy frente a tí
parecemos, ya ves, dos extraños
lección que por fin aprendí
¡Cómo cambian las cosas los años...!
angustia de saber 
muertas ya la ilusión y la fé
perdón si me ves lagrimear...
...los recuerdos me han hecho mal.
Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar
fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar que todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme destrozado el corazón!
Son mil fantasmas al volver,
burlándose de mí,
las horas de ese muerto ayer.
Y ahora que estoy frente a tí
parecemos, ya ves, dos extraños
lección que por fin aprendí
¡Cómo cambian las cosas los años...!
Angustia de saber
muertas ya la ilusión y la fé
perdón si me ves lagrimear...
...los recuerdos me han hecho mal.



Marcas

La primera sensación al entrar a este humilde espacio fue un escalofrío. Pero de esos que terminan en el pecho, como si no quisieran volver a donde creemos que pertenecen.

 Ahora que releo mis entradas me doy cuenta de que el amor es un momento. Un hermoso momento donde sintetizamos absolutamente todas nuestras intensidades pero que al fin y al cabo sólo deja huellas en el cuerpo, de esas que te llevan a viajar en recuerdos, nada más.
El cuerpo sigue siendo el mismo, quizás un poco menos joven, quizás un poco más endurecido. Y entonces me doy cuenta de que el cuerpo duele, porque de no ser así, no estaríamos transitando la parte más dura, más difícil pero a la vez la más grata, que es la del aprendizaje.
El escalofrío me recuerda que muchas veces me olvidé de mi cuerpo y entregué tanto, sin reparo, con tanto amor y sinceridad, que no supe determinar a qué clase de dolor me enfrentaba. Dicen que hay cierta clase de dolor al que te acostumbrás, hasta incluso se vuelve una adicción...

 Sin embargo prefiero pensar en que fue ese momento, único en el universo, donde te encontré, me encontraste, me salvaste la vida. Esa persona maravillosa que jamás me haría daño, sería incapaz de todo eso.
Pero la gente cambia, todo se reordena y se renueva.

 Soy feliz por haber amado tanto, porque simplemente eso es, una marca. Y a pesar de todo, un poco me alegra de que sólo eso haya quedado.

***

Con un escalofrío en la espalda miro mi barrio, siento que ya lo extraño. En unos días me voy a Luján, a vivir cerca de mi trabajo y mi querida universidad.
Probablemente esté más sola que de costumbre, escribiendo y leyendo más de la cuenta.
Nuevamente le doy bienvenida a este espacio, celebrando que por primera vez la tristeza no es mi inspiración.
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