miércoles, 29 de diciembre de 2010

Violento 2010

Antes de empezar con la típica verborragia terapéutica de fin de año, aclaro que no lo hago por un deber o compromiso con los seguidores de éste espacio (sé que es mucho más chic no mencionar los pocos que son, pero es gratificante ver el avatar en la lista –sí, me estoy familiarizando con los términos ciber-informáticos como “dominio” “html” “cookies”, etc–, siendo que en alguna ocasión de ocio, aburrimiento o casualidad lean una nueva y humilde entrada, un escupitajo verbal, audio o algún videíto y les de una simple sensación, lo que sea, al menos de desagrado) y tampoco se trata de un ritual de cierre de ideas, de hecho, no pensaba hacerlo hasta que me encontré esta noche con mi computadora, solas ella y yo. El ícono de Word es realmente seductor, no voy a negarlo, y bueno, las teclas vienen solas…y acá estoy, simplemente por una necesidad espontánea, un tanto física y otro tanto emocional, como la que me lleva a la primera y creo, una de las más relevantes conclusiones de estos días: ya estoy preparada para compartir mis días con alguien más. Pero quiero dejarlo para más adelante, prefiero armar una especie de orden cronológico de los hechos e ideas destacadas de estos trescientos sesenta y cinco días de puro mambo. Será por el síndrome de debut de agenda (sí, este año usé una agenda color rosa donde anotaba toda clase de minucias y me ahorraba muchos problemas que me causó la colgadez crónica durante tantos años) o bien, como una teoría muy velada que supe formular a lo largo de este año: cuanto más viejos nos ponemos, más importancia le damos a los meses, semanas, días, incluso nos preocupa que abril, junio, septiembre y noviembre tengan un día menos, que los cumpleaños caigan los días de semana, que los parciales arruinen un fin de semana largo, esperamos cobrar antes del fin de semana largo para reventarlo todo. Sí, por mi parte le doy más importancia a los días, al orden, y además, estoy cada vez más vieja y más pendiente de los años que restan para tener mi fuckin’ título, en financiar gastos que antes, en el confort y la simplicidad de la vida de estudiante secundaria mantenida no podía o no me daba el cuero para solicitarlo, como lo fue el rojito del amor y la revolución (un Fiat Spazio más adorable que ver a Julián Casablancas durmiendo la siesta en tu propia cama, de eso estoy completamente segura), entradas a recitales, pintura para las paredes de mi cuarto (wait, que todavía no la usé), la discografía completa de Pink Floyd (sí, la conseguí por medio de mi infalible amigo de las compras compulsivas modernas: Mercado Libre), y alguna que otra frivolidad que me hizo feliz efímeramente en los momentos más difíciles de abstinencia material, triste pero al menos a conciencia, lo admito y lo afirmo con certeza.

Comencemos.

La apertura del año se dio en torno a la escapadita al Valle de Punilla con mis aliadas, con las que volvería a compartir rutas y soles hasta que la falta de agua nos detenga. Las leyendas nocturnas de los comechingones, rieles en desuso enterrados en tierra serrana, bailecitos y empanadas con mucha papa, arroyos que se escondían de los vicios de la botella de plástico y el envoltorio de Doritos, parejas bicolores de libélulas al mejor estilo Arsenal de Sarandí y más fotogénicas que nadie (toda Córdoba es fotogénica, es un hecho), el Arma de Instrucción Masiva*, Cosquín, la no-fiesta en el río, “bueno, trata básicamente de emborracharnos y consumir sustancias varias, después nos sacamos la ropa, bailamos, copulamos y nos bañamos en el río”, las comidas deliciosas que nos regaló esa mujer divina, interestelar, llamada Alicia Martínez, la casa del Che, La Falda, los gastos cuasimatrimoniales, los amores acá, los no-amores de allá…gracias.

Otro hecho relevante fue el ingreso a la facultad, una tortura satisfactoria que nos adoctrina y nos vuelve capaces de un par de cosas más. Un par, nada más. El resto te lo enseña la calle, no hay dudas…ni el clubhouse, ni Cool Site, ni el auto que te regaló papá, ni extensión de la tarjeta de crédito de mamá, y ni siquiera (y con esto hablo más que en serio) la promoción.

En el medio hubo historias, algunas masticadas, escupidas, vomitadas y luego digeridas por enésima vez. Sí, suena asqueroso y torpe, pero en verdad se cultivan otros mambos. Es como leer La Naranja Mecánica y después mirar la película: tu perspectiva y la de Kubrick se superponen en virtud de lo que lográs captar; dicha superposición denota los matices de tu inventiva, las imágenes que supiste imprimir en tu cabeza y adjudicaste a cada lugar, vestimenta, rasgos…entonces, análogamente puedo decir que lo que idealicé y supe etiquetar de entrada terminó por decepcionarme o ni siquiera eso, simplemente no me conformó. La “nada” al menos es un estado más llano y cómodo, incluso si se toma como forma de vida es totalmente manejable. Ahora , la falta…bueno, implica una carencia y es doloroso, porque nunca se llega a esa plenitud, el “ya está”. Salir es segundo lugar y salir último en la carrera concluyen en la misma situación: No se gana el campeonato.

Es lógico, con tantos rebotes ya no existen ánimos de jugar en primera.

Conmigo no vas a ganar el campeonato”, le dije. Jo-de-te por mala mina, si garúa no te quejes porque vos llamaste al chaparrón, a veces esos castigos sanos vienen bien si lo que buscás es arrepentimiento y puro llanto culposo, o una excusa para afiebrar un sábado por la noche de tanto humo y alcohol.

Quema, es ridículo, muy de cagona. Pero se aprende rápido, sino noten lo poco que me duró ese amorío tan loco. Muy loco y muy improbable también. Levanto este vaso de Fernet por vos.

Gané amigas**, me deshice de otras tantas amistades inútiles (nunca publiqué mi carta abierta dirigida a esas tres personas, supongo que haré una publicación post-facto en los días o meses siguientes), amores perdidos y reafirmé lazos con los genuinos y más compatibles en vida, palabras, ideas, gestos, chispas, argumentos***.

Por último, una leve crisis vocacional que, afortunadamente, ronda el mismo campo. Las ciencias de la salud siempre van a ser mi vocación, ahora, aplicadas en…¿Medicina humana, veterinaria o bioquímica? Esa es una pregunta que sabré responder en los próximos días (sugerencias no vienen para nada mal), por lo pronto espero un año mejor, con cambios positivos, buenas vibras (No quiero parecer primera escolta del abominable Claudio María Domínguez, mis “negritos hermosos”) y creatividad ante todo, que es lo fundamental. Y compañeros/as de tardes, noches, y quién sabe, hasta quizás de toda la vida (ya está, soy una anciana, debo asumir mis diecinueve años con orgullo y sin prejuicio).

Chau 2010, lindo y frenético 2010.

L.

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*Arma de Instrucción Masiva. Se trataba de un vehículo de libros, pero en sentido literal, porque sólo conservaba las estructuras de un Falcon, según su creador, a modo de castigo ya que el automóvil original perteneció a las FF.AA., y así lo despojaría de todo uniforme y violencia que alguna vez cargó sobre él. Un genio. Ni chapas, ni puertas, ni capó, simplemente libros que cubrían el motor, funcionaban como techo, piso y demás. Un biblioteca andante. Cualquiera podía sacar un libro del auto para leer o quedárselo de por vida, o bien donar libros para cubrir espacios del vehículo. Su dueño y creador, Rauli, es un artísta plástico limadísimo de unos treinta y pico, revolucionario pero desde la creatividad, el arte, la paz (Quiso tener "algo" conmigo pero me negué, ESTÚPIDA SOY), jaja.
http://www.flickr.com/photos/adim/3093798859/
http://www.youtube.com/watch?v=FDyK3-G7K68 (juro que en persona es salvaje y rústicamente hermoso, en todo sentido)

**Gané amigas. Jessica, la futura farmacéutica, loca, pura fiesta, linda y siempre a la moda. Micaela, la instrumentadora quirúrgica (sí, tiene 21 años y es instrumentadora, qué linda), futura profe, la más dulce, rubia hermosísima como ella sola. Las adoro y me pone feliz haberlas conocido.
http://sphotos.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-ash2/hs058.ash2/36241_179133268782382_100000571306911_534774_5039386_n.jpg

***...compatibles en vida, palabras, ideas(...). Los que ví juntos el 28 de octubre acá en casa, los justitos, más dos que faltaron por razones laborales/académicas. Gracias.

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