Una vez hablé de los británicos de mis amores, let it be and let it bleed. Sí, vuelvo a esa frase, y hoy reivindico esa sangre: la que hierve buscando respuesta a todo, la que fluye sin importar que se pudiera gastar. Sí, la sangre violenta, los borbotones de revolución entre eritrocitos y todo eso que te vuelve a poner así, lleno de estrategias de vida.
Hay algunos que dicen que el tiempo nos vuelve más precisos para elegir. Yo no se...quizá me sienta con la capacidad suficiente para determinar algunas cuestiones, pero para otras, sinceramente creo ser menos rigurosa. Y no es por decir lo que venga, lo que hay. Yo supongo que la paciencia se elabora con el tiempo, la autorreflexión y por qué no, la autoevaluación: el juicio crítico es constructivo, mucho más si es individual.
Y promocioné todo, casi que pasé a primero al fin. Y encontré el eje. Y me enamoré.
Y de esos amores fuertes, envolventes. Ternura y perversión (ja), creo que somos geniales. Y renuncié a las etiquetas del artista intelectual soberbio, el músico bohemio, el cannábico por excelencia. Esos malditos perfiles que seguí...
Y te encontré. Y quemé las cortinas, y me incendié de amor.
Y te encontré. Y quemé las cortinas, y me incendié de amor.
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