martes, 15 de marzo de 2011

Ay, los amorcitos

Hace algunos años tuve un noviecito más bajito que yo. De ésos que te vuelan la cabeza por un simple mensaje y unos versitos lindos. Bah, ni siquiera. Solía enviar mensajes de texto con fragmentos de canciones de Soda Stereo. Nunca me gustó Soda Stereo, descartando el hecho de que la banda que acopla versos muy adentro mío por sentimiento y por herencia absoluta es, por excelencia, Patricio Rey.
Y sí...era de esos amorcitos que no tienen una buena razón existencial, ni rumbo, ni almanaque. Pero la no-razón pesaba ante todo: ni una personalidad que me cautivara, ni sentido del humor, ni centímetros de más (siempre refiriéndome a la altura, por supuesto). Quizá ni siquiera era conciente del nivel de fantasía, lo etéreo del asunto, la falta de análisis, lo puro de mis pobres y estúpidos actos de "amor". Pero no era amor. Era una torpe obsesión de niña púber, ingenua, que se preocupaba por agradar tomando partida en actos que, en teoría, contribuirían a la aprobación del jovencito en cuestión. Cosas que pasan.
Eras bastante boludita, diría mi vieja. Sí, lo era.
Pero mi idea no abarca el revivir un recuerdo ni mucho menos, simplemente quiero apuntar a algo fundamental: mis virtudes analítico-reflexivas ya se tornaron perjudiciales. No sé si debo atribuírselo a este pobre chico (al que sigo saludando cada vez que lo cruzo e intercambio algunas palabras y sonrisas, afortunadamente), pero sé que mi pasión, ternura e impulsividad tuvieron fecha de vencimiento hace bastante. No sé el día exacto, pero sé que a partir de esa etapa de mi vida, los días fueron contados hasta mis diecisiete años de edad.
Los diecisiete fueron un cambio..aprendí a controlar mis síncopes de paranoia enfermiza, enojos absurdos y otros menesteres molestos. En ese sentido, creo, fue de lo más gratificante. Pero hoy en día hago un zoom retrospectivo y puedo notar la chispa que hubo y que ya no está.
Fría. Prejuicios leves, pero prejuicios al fin.
Pretenciones y mucho, pero mucho análisis. Ojo, el análisis no siempre se traduce a la máquina...mi cabeza no admite una semana que viene, un mes que viene, una proyección velada y feliz. El análisis es más bien una reflexión, preguntas que me autorespondo. Y también puede ser que haya muchos peros: pero no tengo tiempo, pero nada lo mueve, pero vive lejos, pero es muy diferente, pero espera mucho de mí. Pero no lo merezco porque no me interesa hoy, por ejemplo.
Y qué pasa. Me pongo trabas. Está bien, no sufro, no me involucro, simplemente porque no le doy tiempo al cuerpo y a la cabeza para eso. Simplemente me voy.
Por un lado, nunca salgo perdiendo. Pero por el otro, nunca voy a saber con certeza si realmente pude haber ganado.
Se que dejé pasar unas lindas oportunidades y nunca voy a saber si fueron buenas o malas. Simplemente fueron. Cosas que pasan.


L.

No hay comentarios: