lunes, 9 de agosto de 2010

Me dí cuenta de que faltaba éste.

"Análisis de fin de año" o "balancing a while"*

Una subida clásica. Pero con un poco de contemporaneidad, porque no voy a abocar en los tan frecuentados racimos de líneas sentimentales, sino que voy a tratar de incorporar una dosis de neutralidad sin prescindir de la observación analítica, evitando las asperezas, -pero sí con buen humor- (que dicho sea de paso, estuvo visitando la no muy concurrida pero sí cálida casa de Julián Castro al trescientos, en el límite Merlo-Parque San Martín y que con mucho orgullo digo que es nativa de la vereda del Parque -situación que a veces suele traer confusiones, para ser más aproximada, expongo el ejemplo de la avenida Santa Rosa en la que Siraku es Castelar y Mevengo, Ituzaingó-).
Podría empezar con la frase "Fue un año muy agitado", pero me parece por demás básica. Existen infinidades de frases empalagosamente redundantes, me refiero a esa redundancia de dulce de leche granizado, redundancia de irse de mano con la mayonesa, digo: a ese nivel de redundancia. Parece mentira, barajar un par de palabras espontáneas no es tarea fácil. (Si algo voy a eludir en este posteo además de las notas de cualquier calibre relacionadas con el órgano musculoso y cónico situado en la cavidad torácica para ser exacta, también voy a evitar la frase introductora a este sumario, o más bien, de este tan predecible candombe que veo venir para los próximos 3654 caracteres restantes empezando a contar desde que terminé de escribir el número tres mil seiscientos cincuenta y cuatro, lo que significa que el plazo es un poco más chiquito).

Empiezo por lo que menos me gustó:
-No poder controlar mis síncopes de intolerancia social. En primer lugar porque involucraba mi entorno inmediato. Hablo del ámbito escolar, hablo de casa. Y en segundo lugar porque la intolerancia hace el encierro, lleva a crear grupos de pertenencia cuales creemos refugios, pero terminan por ser asfixiantes porque reducen todo espacio. Hay eco, sí lo hay; hay gentes y gentuzas que te dicen lo que querés escuchar, pero si hay eco entonces significa que hay un vacío. Y ese vacío es no saber mirar a la derecha, a la izquierda, abajo, arriba, al centro y adentro (como bien dice la famosa canción de cumbia que en tiempos de elástico, verdad-consecuencia y Torpedo de frutilla con el famoso "vale otro" tanto nos alegró los cuerpitos sin tetas ni pelos).
-No extraer aunque sea una microscópica, minúscula, inservible neurona e imprimirla en las hojas de cuaderno o bien al resaltador amarillo quemacerebros en época de anteojos, cafeína, 3 a.m. y alquitrán. Un hiato en mi reputación como estudiante estándar que nunca tocó la cuerda floja, porque este año estuve semi náufraga en algunas cuestiones.
-Detesté no haber aprendido, no haber debutado en cuestiones amorosas, en el sentido (no de debutar sexualmente) sino en que no pude terminar yo misma una relación (lo escribo de esta manera para que no quede impreso y redecorado con lucecitas de colores cual marquesina luminosa en medio de la bendita ciudad de Buenos Aires de los años 80 con el sabor amargo del "me dejaron todos"), pero lo más curioso (increíble) es que sólo a mí me pasó dos veces en un mismo año. Eso será algo que recordaré por siempre con mucho orgullo, eso sí, con el caballo cansado, pero con muchísima dignidad. Es mucho más fácil morder el polvo y quedar minúsculo, como un microbio, lleno de iras y frustraciones pegadas cual media de lycra semi opaca. El mambito, la joda magna, es ser buen perdedor, hacer un mini balance, reconocer como tandas de baile que empiezan con furor y terminan agotadas, agitadas, el sí y el no, y hay que saber analizarlo: muchas veces se aprende con rigor, a los golpes, pero no siempre. Hay aprender a ser un buen perdedor, dejar que el mambo fluya y saber que se obró para construir, que por más que se lo lleve la corriente no hay de por qué opacarse, toda el agua va a parar al mar. Es una cuesta arriba y una cuesta abajo, es Beatles y Rolling Stones: let it be and let it bleed.
-No haber aprendido (hago el agregado simpático del "todavía", porque no perdí las esperanzas "todavía" -valga la redundancia, carajo-) a comer asado sin desperdiciar, a pesar de la cantidad de asados que tuve este año y el úlitmo que me queda dentro de un par de días con motivo de despedida del 2009 (divorciándome entonces de toda idea y plan de vida vegetariana y narurista). Mi guerra fría contra la grasa de la tira de asado, del vacío y hasta me atrevo a decir del chinchulín no va a terminar con la caída de ninguna nefasta pared.
-Perder un año en la práctica de la organización que tanto carezco (pero tanto).
-No haber usado la bicicleta como debería (las arañas ya formaron su propia metrópolis entre los rayos).
-Lamento haber explotado mis glándulas lagrimales en vano.
-Introducirme en el vicio tan innecesario del Lucky Strike.
-Contradecirme ferozmente.


L.

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"Análisis de fin de año" o "balancing a while" es un escrito que corresponde al 29/12/09, publicado en mi antiguo fotolog.
Creí que sería una buena idea pulicarlo en este medio, ya que me ayuda a reflexionar acerca de mi status general de hace ocho meses atrás. Es bueno, supongo, no sentir ese "exilio" y falta de cariño. Puf, qué piba triste hubo en esa época!

2 comentarios:

OMIX dijo...

te robo una parte para mi blog, gracias

Luciana dijo...

De nada