jueves, 11 de febrero de 2010

Contemplaciones deliciosas

And we don't even care
as restless as we are






En días como éstos (resumiendo: lluvias y calores alternados, escasez de propuestas dentro de la categoría "viables", es decir, límite algo reducido para ponerse en marcha), casi siempre elaboro una suerte de abstracción al tiempo que dibujo o pinto.
Por lo general la abstracción conceptual es la más sofisticada, es la que requiere más sinopsis y de la que puedo obtener resultados satisfactorios en cuanto a la precisión de las conclusiones a las que me deriva (o al menos una aproximación velada a la certeza que funda divertidas revoluciones en la psiquis). Podría decir que es positivo también el hecho de que las pinturas más aceptables surjan a raíz de éstas conceptualizaciones aplicadas.
Justamente hoy, antes del sueño con epifanías y aventuras que en la vida real nunca ocurrirían, la ensalada de tomates, queso, aceite de oliva, ajo y albahaca, la visita de Malena y las confesiones en los verdes (pocos verdes) de la plaza de Merlo, realicé una de éstas contemplaciones de las que hablé en el párrafo anterior.
En principio reorganicé el concepto de las relaciones humanas (que redefino cada cinco o seis días), cuya conclusión fue muy simple y veloz de determinar: rareza. Las relaciones humanas son muy extrañas, ¿y qué más raro que las del tipo afectiva? me refiero a la singularidad y también a la desproporción lógica del conjunto integral de lo que ello representa, que va mucho más allá de cualquier intento de organizarlo ya que no existe razonamiento válido que justifique el desorden mismo, porque la única causa es ese desequilibrio, es la falencia como columna vertebral, un candombe, una locura.
Es curioso como un homo sapiens (y ésta línea es ideal para citar Ilha das Flores: mamífero con telencéfalo altamente desarrollado y pulgar oponible) puede llegar a auto-desconfigurarse y exaltar los sentidos más allá de sus capacidades físicas y psicológicas, convicciones y contradicciones con las se lidia durante casi toda la vida. Y lo más peculiar y entretenido es el hecho de que resulte tan natural, creyéndose completamente asumido, cuando bajo ningún análisis ni analogía se haya determinado la poca certeza que existe al intentar definir las relaciones humanas indistintamente de los tiempos, colores, edades, culturas y combinaciones.


L.



we were sure we'd never see an end to it all
and I don't even care to shake these zipper blues
and we don't know
just where our bones will rest to dust
I guess
forgotten and absorbed into the earth below
(...)no apologies ever need be made
I know you better than you fake it
the street heats the urgency of sound
as you can see there's no one around

No hay comentarios: