jueves, 4 de febrero de 2010

¡Tengo ganas de matar, ya me han hecho tanto mal!

Se oye, terminó la calma ¡Que comience el festival!

El hilito casi invisible que nos unía (que nunca voy a saberlo bien, por lo pronto sólo puedo decir que al menos a mí me ataba) ya está rancio. Venció, mi amor.
Mi amor, mi vida, gordi; ¡Cuánta palabrería barata cuando se está enamorado! Factores fundamentales en una relación intensa y fugaz, de ésos torpes idilios que fingen ser eternos incluso ya tratándose de un idilio (valga la redundancia) y siendo consciente de ello.
Otro agregado puede variar entre el mal uso de la autodeterminación (ya en abuso, abundancia), que lleva a que la relación causa-efecto concluya siempre de la misma manera: arbitrariedades, carencias sensoriales (escucha, sentidos comunes y no tan comunes, percepción y sensibilidad para con el prójimo), cero punto cero gramos de temple y paciencia, y una medida de paranoia que nunca puede faltar (repito, nunca, como la salsa de soja y el jengibre al Chop Suey).

Falta tanto para que camines, (y ahora viene la típica de los ljp: "Yo te enseñé a caminar, ¿y ahora vos me querés correr?")


L.

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